El matrimonio infantil y las uniones tempranas tienen lugar en todas las regiones del mundo, en todas las culturas, religiones y etnias.
Todos los años, 12 millones de niñas se casan antes de cumplir 18 años. Debido a las desigualdades de género y a las normas sociales predominantes, el matrimonio infantil y las uniones tempranas ponen en riesgo el desarrollo personal y el bienestar de las niñas y las jóvenes, y perpetúan el ciclo de la pobreza.
EL MATRIMONIO INFANTIL Y LAS UNIONES TEMPRANAS ESTÁN ARRAIGADAS EN LA DESIGUALDAD DE GÉNERO.
El matrimonio infantil es un problema que afecta a las niñas y a las jóvenes de manera desproporcionada. Está motivado principalmente por la idea de que las niñas son inferiores, y está vinculado a un deseo de controlar la fertilidad, la sexualidad y la libertad de las niñas. También está alimentado por factores como el embarazo en la adolescencia, la pobreza, el honor familiar y la inseguridad. El matrimonio infantil niega a las niñas y las jóvenes su agencia y su capacidad de desarrollar su pleno potencial.
LAS CONSECUENCIAS SON DEVASTADORAS.
El matrimonio infantil afecta una serie de resultados en materia de desarrollo.
A las niñas casadas se les priva de sus derechos básicos a la salud, la educación, la igualdad, la no discriminación y una vida libre de violencia y explotación. En comparación con sus pares que se casan a edades posteriores, las niñas afectadas por el matrimonio infantil están en mayor riesgo de experimentar resultados deficientes en salud, abandonar la escuela y vivir en condiciones de pobreza. Estas dinámicas afectan no solamente a las niñas, sino también a sus hijas e hijos, a sus hogares, a sus comunidades y a sus sociedades.
Con frecuencia, las niñas afectadas por el matrimonio infantil ven limitada su salud y derechos sexuales y reproductivos.
Muchas niñas afectadas por el matrimonio infantil a menudo no tienen acceso a la educación, la información o los servicios de salud y derechos sexuales y reproductivos. También se enfrentan a un mayor riesgo de embarazos incluidos los embarazos no deseados— y complicaciones en el parto que generan daños o muerte para ellas y sus hijas/os. Incluso en los lugares en donde el aborto es legal y está disponible, las adolescentes, casadas o no, con frecuencia no pueden acceder a servicios de aborto seguro. Las complicaciones durante el embarazo y el parto son la principal causa de muerte de niñas entre 15 y 19 años a nivel mundial.
Afecta de manera desproporcionada a las familias más pobres del mundo en desarrollo.
En los lugares en los que la pobreza es aguda, las familias pueden creer que el matrimonio garantizará su futuro. Dar a una hija en matrimonio puede permitir a madres y padres con escasos recursos y alternativas reducir los gastos de la familia, ya que asegura que tienen una persona menos para alimentar, vestir y educar. Madres y padres también pueden creer que casar a su hija les dará la seguridad que ellos no pueden proporcionarle. En las comunidades en donde se paga una dote o “el precio de la novia”, este es a menudo un ingreso bien recibido por las familias en condición de pobreza. Y las familias de las novias que pagan al prometido una dote comúnmente deben pagar menos dinero si la novia es joven y no ha recibido educación.
Posponer el matrimonio no necesariamente resuelve el problema.
La edad y las desigualdades de género que estructuran las vidas de las niñas y las jóvenes antes del matrimonio continúan después de él. Es más probable que los programas y las organizaciones que dan respuesta tanto al matrimonio infantil como a sus causas principales tengan más éxito para generar cambios duraderos.
PERO SE HAN LOGRADO AVANCES.
Los actores locales, nacionales y globales han asumido amplios compromisos para poner fin a esta práctica en la última década.
Una serie de campañas e iniciativas mundiales, regionales y nacionales han generado conciencia sobre este abuso a los derechos humanos. Por ejemplo, la introducción de una meta sobre matrimonio infantil dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). El ODS 5.3 exige que se ponga fin al matrimonio infantil para el 2030.
Se están implementando acciones más integrales.
Las intervenciones multilaterales, bilaterales y nacionales han reducido el número de niñas casadas al proporcionar educación en salud sexual y reproductiva, cambiar la legislación y las políticas públicas, promover la educación de las niñas, generar oportunidades económicas y vincular a las comunidades para cambiar las normas sociales.
El número total de matrimonios infantiles ha descendido.
En gran medida debido a las reducciones de esta práctica en el sur de Asia y en Etiopía, el número total de matrimonios infantiles que tienen lugar anualmente ha disminuido de 15 millones en 2014 a 12 millones en 2017.
SIN EMBARGO, TODAVÍA HAY MUCHO POR HACER.
El progreso no ha sido universal.
A pesar de que los números globales han disminuido, algunos países han visto estancamiento e incluso aumento en las tasas de matrimonio infantil. Incluso en países que han logrado avances en general, las niñas rurales y en condición de pobreza continúan enfrentándose de manera desproporcionada a altas tasas de matrimonio infantil. Con el crecimiento global de la población, el número general de niñas afectadas crecerá, a menos que las tasas disminuyan más rápidamente.
El matrimonio infantil es diferente según cada contexto.
En muchos países, la práctica del matrimonio infantil es informal, lo cual hace difícil entender plenamente la magnitud del problema, prevenirlo y darle respuesta efectiva. Las organizaciones de base comunitaria tienen la capacidad de entender sus contextos locales, la manera en que se ven los matrimonios infantiles y las uniones tempranas en sus comunidades, y la forma de dar una respuesta efectiva.
A la fecha, ha habido una inversión relativamente baja en las organizaciones de base comunitaria y en movimientos locales.
Si bien algunos donantes apoyan el trabajo local para prevenir y responder al matrimonio infantil y las uniones tempranas, el financiamiento para las organizaciones de base comunitaria es mucho menos del necesario.
Para eliminar el matrimonio infantil, debemos acelerar el cambio.
Si las actuales tasas de reducción continúan, en 2030, el 17 % de las niñas estarán casadas antes de su cumpleaños número 18.
Poner fin al matrimonio infantil es esencial para erradicar la pobreza y la desigualdad, y para mejorar la salud, la educación, la nutrición, la seguridad alimentaria y el crecimiento económico en el mundo.